En una casuchita pequeña vivía una pareja. Aun convivían y no estaban casados pero eran muy felices, hasta que un día el hombre, que era un minero, le dio a su mujer un anillo y le dijo que quería que se casaran por que ya habia ahorrado lo suficiente para que se realizara su boda. Ella, muy felíz, aceptó y lo besó.
El, muy contento despues de darle la noticia, se fue a trabajar cantando. Mientras él estaba trabajando, una roca enorme le cayó de encima y lo aplastó. Pidiendo auxilio!!! auxilio!!! poco a poco su voz sonaba más gruesa y tenebrosa.
A esa hora de las 8 de la noche en la casucha estaba la mujer muy felíz cocinando, cuando de repente llega su marido y de manera muy repentina le dice que deben marcharse para casarse. Alistan sus maletas y se van.
De camino a la iglesia a donde debían ir a casarse, él siente hambre y ella le pregunta que si quiere comer lo que había preparado. Pero él se niega y le dice que mas bien le compre un cordero. Ella se acerca hasta un tienda donde un señor la atiende y le pregunta... "él es tu marido??"
"Sí y nos vamos a casar," contesta ella. "No te asutes" dice el, "pero tu marido es un condenado. Seguramente él te hizo una promesa que debe cumplir y es por eso que el está aqui. Lo que debes hacer es ir caminando hacia el lado donde esta el río. Tú cruza el río y verás que él no podrá cruzar el río. Tú corre sin mirar hacia atrás y bota el anillo que él te regaló. Devuélvele su promesa y no te molestará más."
Sintiendo miedo al acecarse a él, le dijo "Vamos por este lado. Llegaremos más rápido." Llegando a la orilla del río él se asustó y le dijo que no podría pasar. Ella tomó las maletas que llevaba y cruzó el río. Desde la otra orilla botó el anillo diciendole, "Te devuelvo tu promesa!" y corrio sin mirar hacia atrás.
El, quedándose en la orilla y gritando "No te vayas, no me dejes" no pudo cruzar ese río. Desde ese entonces se dice que no se puede pasar por ese río a eso de las 3 de la madrugada ya que se escucha gimidos de llanto.