English Santa Cruz, el departamento más extenso de Bolivia, se encuentra en el oriente del país. Tiene una superficie de 364.000 Km2 que equivalen a 36,4 millones de hectáreas. Tiene fronteras con Brasil y los departamentos bolivianos de Beni, Cochabamba y Chuquisaca. Su ciudad capital, Santa Cruz de la Sierra, es la ciudad de más poblada y de más rápido crecimiento de Bolivia. Vea nuestros
mapas. Administrativamente,
Santa Cruz está dividida en quince
provincias y 56 municipios. Nuestro territorio cuenta con 5 subregiones claramente diferenciadas: Los Valles Cruceños, El Chaco, El Área Integrada y de Expansión, La Chiquitanía, y El Pantanal. Santa Cruz es el motor económico de Bolivia.
Nuestra gente
En el Departamento de Santa Cruz habitan 2.6 millones de personas, en ciudades modernas y pueblos tradicionales. Los pueblos indígenas raíz de nuestra cultura son los Guaraní, Chiquitano, Ayoreo, Guarayo, Moxeño, Yuracaré, Sirionó, y Guarasugwé. Todos estos pueblos pertenecen a familias lingüísticas diferentes.
Nuestra población es pujante y emprendedora e incluye también mestizos, migrantes del occidente, y migrantes del exterior. Santa Cruz es un departamento hospitalario y es conocido por su lema "La Hospitalidad es Ley del Cruceño".
Nuestro medio ambiente
Santa Cruz cuenta con 18.7 millones de hectáreas de bosques y 4.8 millones de pampas. Existen más de 300 lagunas y humedales que abarcan una superficie de 483.000 hectáreas.
Está surcado por caudalosos ríos que conforman 14 cuencas hidrográficas: Grande, Piraí, Parapetí, Yapacaní, Ichilo, San Julián, Iténez, Tucavaca, Curichi Grande-Cacéres, Paraguá, San Miguel, San Martín, y Blanco.
Tiene lugares de belleza escénica y áreas que albergan importantes muestras de nuestro patrimonio natural y cultural, acuíferos con reservorios de agua dulce que satisfacen la demanda humana y requerimiento de la agricultura bajo riego.
Nuestra vida silvestre
En biodiversidad se cuenta con 2.525 especies de vertebrados de las cuales 816 son peces, 146 anfibios, 235 reptiles, 1.013 aves y 315 mamíferos.
En vegetación contamos con 34 sistemas de paisajes, 231 series de vegetación y 112 sistemas ecológicos.
Algunas de las especies actualmente están en peligro de extinción. En Santa Cruz, 25 especies de peces, 12 especies de anfibios, 28 especies de reptiles, 204 especies de aves y 208 especies de mamíferos se encuentran bajo alguna categoría de amenaza.
Nuestras áreas protegidas
En el Departamento de Santa Cruz hay 30 áreas protegidas y 35 reservas privadas de patrimonio natural que en total ocupan 12.5 millones de hectáreas que resguardan el patrimonio natural y cultural prestando servicios ambientales. De la actividad turística en zonas arqueológicas se genera ingresos para la población.
Las Áreas Protegidas Nacionales son aquellas áreas que presentan valores naturales de importancia nacional, declaradas por Ley o Decreto Supremo. Son parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) y son administradas por el Servicio Nacional de Áreas.
Las Áreas Protegidas Departamentales presentan valores naturales de importancia departamental, constituidas o creadas mediante normas emanadas del Gobierno Departamental, justificados por estudios técnico-científicos.
Las Áreas Protegidas Municipales son aquellas áreas con valores ecológicos sobresalientes, identificadas y reconocidas por los Gobiernos Municipales. Son declaradas de interés municipal, creadas por Ordenanza Municipal o por otra norma superior.
Nuestros recursos naturales
Santa Cruz tiene recursos mineralógicos metálicos y no metálicos incluyendo hierro, manganeso, caliza, dolomitas, estaño, oro, piedras semipreciosas, berilo, cobre, pirita, fluoritas, grafito, caolín, niobio, mica, Wolfram, plomo, uranio, baritina, kimberlita, zinc, aluminio, fosfatos, plata y molibdeno.
El Departamento de Santa Cruz tiene tierras fértiles para uso agropecuario y un clima benigno para la actividad productiva.
Hay 39 campos hidrocarburíferas asignados a 7 empresas operadoras para la extracción de gas y petróleo.
El Departamento de Santa Cruz cuenta con 10 millones de hectáreas de bosques ricos en especies forestales y recursos no maderables de las cuales 4.7 millones de hectáreas cuentan con planes de manejo forestal, de ellos 1.4 millones de hectáreas con certificación forestal voluntaria.
Un promedio de 500 mil metros3 anuales extraídos de bosques bajo manejo de aproximadamente 50 especies forestales, con un valor de 40 millones de dólares.
Existen 1.100 industrias forestales grandes, medianas y pequeñas que generan 3.800 empleos directos, donde se produce madera para la construcción y muebles para el mercado interno y para la exportación, esta última con un valor anual promedio de 64 millones de dólares.
Aprovechamiento sostenible de la fauna silvestre a través de zoocriaderos, producción de miel, aprovechamiento de la riqueza piscícola, reptiles, anfibios, mamíferos y aves.
1.1 millones de hectáreas con una alta aptitud para uso agropecuario y 8.5 millones de hectáreas con aptitud moderada, donde se producen en una superficie de 2.4 millones de hectáreas alimentos para todo el país como el maíz, arroz, papa, y productos para la exportación como soya, caña de azúcar, girasol y otros que generan divisas por un valor de 560 millones de dólares.
9.3 millones de hectáreas de bosques y pampas donde se crían 2.4 millones de cabezas de ganado bovino garantizando la disponibilidad de carne y leche para la población.
Extracción y comercialización de recursos mineralógicos diversos como ser el oro, hierro, amatista, niquel, cromo, sílice, y calizas, con una inversión de 207 millones de dólares.
Abastecimiento al mercado interno con productos de ganadería y exportación de carne, leche y cuero por un valor de 28 millones de dólares. Actividad avícola que produce anualmente 80 millones de pollos parrilleros y 720 millones de huevos.
Santa Cruz cuenta con 10.5% de las reservas probadas y con el 10.7% de las reservas probables de gas del país. Con relación al petróleo, se dispone de del 7.2% de las reservas de petróleo probadas y probables del país.
Nuestro estado actual
Las actividades económicas y sociales desarrolladas han dado lugar a que el 81% de la vegetación del territorio departamental se encuentre en niveles de degradación desde bajo a muy degradado; el 7% ha sido transformada en áreas para cultivos agrícolas y pasturas, quedando tan solo un 12% de la vegetación uy poco degradada o casi intacta.
Las cuencas con mayor grado de afectación en sus recursos hídricos son las de los ríos Grande o Guapay, Piraí, Parapetí, y San Julian. Una mayor recurrencia de inundaciones y una alta contaminación de aguas superficiales por el vertido de residuos sólidos y aguas servidas de uso doméstico, industrial, y minero y como consecuencia, una pérdida de la vida acuática.
Un fenómeno de alta preocupación es el retroceso de la ápice del abanico aluvial en 124 kilómetros en el Río Grande entre el año 1986 y el año 2008, o sea 5.6 kilómetros por año, lo que ha implicado pérdida de áreas agrícolas. De continuar a este ritmo, el abanico llegará hasta Pailón en los próximos 20 años.
Inundaciones por desbordes y cambios de cauce de los ríos ocasionando grandes pérdidas económicas y daños a la producción agrícola, áreas de cultivo, infraestructura y a las personas. Ello se debe a la expansión de la frontera agrícola hacia las márgenes, la extracción de áridos en las riberas de los ríos y quebradas, y el alto volumen de transporte de sedimentos en suspensión que provienen de las cuencas altas.
Bajos rendimientos de los cultivos por el monocultivo, siembras en épocas no adecuadas, densidades de siembra incorrectas, inadecuado o inoportuno control de plagas y/o enfermedades, compactación de los suelos, la no reposición de nutrientes, y el alto número de propiedades sin cortinas naturales, por lo tanto expuestas a fuertes vientos que ocasionan desecación del suelo, erosión y daños mecánicos.
Incendios forestales que destruyen la fauna y flora silvestre que en más del 90% son causados por la intervención humana por factores tales como la falta de cuidado al momento de procede a l quema de los chaquets y de las pasturas, fogatas utilizadas para cocinar en los bosques, por cazadores y excursionistas, quema de basura, y otros.
Debilidad en los organismos de educación ambiental, investigación, control, fiscalización, y promoción de prácticas de desarrollo sostenible y una inadecuada orientación de la inversión pública que no prioriza el apoyo ala producción, manejo y control del uso de los recursos naturales.
Ciudades con tráfico vehicular caótico, contaminadas ambientalmente por basura, ruidos estridentes, gases vehiculares e industriales, y proliferación de letreros que provocan contaminación visual.